RESEÑA. Sánchez Cid, Francisco Javier.
La familia del dramaturgo Felipe Godínez.
Un clan judeoconverso en la época de la Contrarreforma
Universidad de Huelva. 2016.
por Carlos Parejo Delgado (14.08,2021)
Este
libro pertenece a la era pre internet. No es una obra compuesta mediante el “corta
y pega” de otros textos, tan al uso de los líderes políticos actuales. Sino el
paciente trabajo de investigación durante años de un historiador vocacional.
Para hacerla posible, Javier ha bebido de las fuentes directas de información,
bien de otros dramaturgos coetáneos (Góngora, Pedro de Espinosa o Lope de Vega),
bien de manuscritos conservados en archivos de primer orden (De Indias, Simancas
o el Archivo Histórico Nacional) y otros archivos de rango menor muy repartidos
por toda la geografía de la Península Ibérica (Archivos de protocolos, archivos
históricos provinciales y municipales; archivos universitarios y arzobispales)
La
publicación persigue esbozar el perfil biográfico de los años de infancia y
juventud del dramaturgo Felipe Godínez (1572-1659) y su familia, que vivió en
el siglo XVII (o Siglo aúreo español).
Y lo
hacer de forma novelada, para que su lectura sea más amena. Pero no es una
biografía de un especialista en literatura, sino de un historiador. Y Como
labor previa para pulir su metodología, Javier ha tenido como modelo otras
biografías de personajes de dicha época escritas por historiadores como la del
hispanista Henri Lapeyre: Une Famille de marchands: Les Ruiz. Contribution a
l'étude du commerce entre la France et l'Espagne au temps de Philippe II. Año 1955.
De este modo, Javier sitúa
con precisión a la familia de los Godínez en el contexto de la España del siglo
de Oro. Para ello, ha incorporado las interpretaciones de la historia de dicho
momento que ofrecen historiadores de la talla de Antonio Domínguez Ortíz,
Pierre Vilar y Geoffrey Parker.
Vayamos
de lo más personal a lo más grupal. Felipe Godínez tuvo una infancia muy
diferente a la de un niño contemporáneo en su Moguer natal. Las únicas salidas
de la casa familiar eran para asistir a la cátedra de gramática y latinidad más
próxima. Su vida transcurría entre las mujeres, ya que los hombres de la casa estaban
fuera casi todo el tiempo por sus negocios. ¿Practicaría su religión y sus
ritos judaícos entre el secreto de sus muros domésticos?. Posiblemente, a raíz
del proceso inquisitorial que se le abriría años más tarde. La vida en la calle
la hacían los criado(a)s y esclavos para atender los diferentes menesteres
cotidianos.
F. Javier Sánchez Cid, a la derecha de la imagen.
Su
temprana juventud transcurre en el ámbito cerrado de un colegio de jesuitas de
Santa María de Jesús (Sevilla), donde cursa estudios eclesiásticos y de cultura
clásica. Allí recibe la influencia duradera de maestros como Juan de Pineda y
Juan Luis de la Cerda y publica sus primeras comedias y autos sacramentales.
¿Y
que sucede mientras tanto con su familia? Gran parte de la investigación
rastrea (como si de una novela detectivesca se tratara) el devenir de una
familia burguesa de la época que, por sus orígenes judaizantes, se ve obligada
a transterrarse del Algarve portugués
a la entonces floreciente ciudad comercial onubense de Moguer, debido a las
persecuciones de la Inquisición. Un original gráfico
ilustra la red comercial internacional tejida por la familia extensa de Felipe
Godínez, cuando Moguer era un punto relevante del tráfico de mercancías
Sevilla-Islas Azores-Colonias americanas.
Esta
familia burguesa no es sólo una familia de la burguesía mercantil, sino una
familia “culta” en una época de elevadas tasas de alfabetismo, que está siempre
abierta a múltiples empleos y negocios. En Moguer, la familia Godínez se dedica
a la explotación de cada vez más amplias extensiones de viñedos y al comercio exportador
de sus vinos a las Américas. Pero, a la vez, ejercen a otras funciones
directivas del capitalismo del siglo de Oro. Serán abogados, contables,
contadores y cobradores de rentas eclesiásticas y señoriales. Trabajarán –bajo
su protección- para personajes eminentes como el Conde Duque de Olivares.
Algunos miembros de esta familia emigrarán a la “Corte” de Madrid y Valladolid.
Y otros se marcharán a las Islas Azores (escala del tráfico comercial
transoceánico), a hacer las Américas, o a capitales europeas, donde abren sus
propios negocios.
Una
preocupación común a todos los miembros de la familia de los Godinez es su
“limpieza de sangre”. Dejar atrás su sospechoso pasado “judaizante” o “marrano”
y convertirse en “cristianos nuevos”.
Si
lo pensamos con detenimiento su pertenencia a una minoría étnica y religiosa es
un lastre “social” que sigue teniendo vigencia en la actualidad. Los periódicos
contemporáneos se hacen eco especialmente del primer presidente estadounidense
de raza negra. Y en España es noticiable que una persona sudamericana o de raza
subsahariana o magrebí ocupe una consejalía o una alcaldía de cualquier
municipio.
A
través de las páginas de esta publicación descubrimos las estrategias
familiares para su “integración” plena en la sociedad española del Siglo de
Oro. Contraerán matrimonios de conveniencia a temprana edad (doce años para las
mujeres y catorce para los hombres). Al principio con
estrictos criterios endogámicos, pero pronto lo harán con otros clanes
familiares pudientes, e incluso cambiarán sus nombres y apellidos (Godínez o
Manrique en lugar de Méndez) para oscurecer sus orígenes judeoconversos.
Un último aspecto a destacar es que, corrigiendo la opinión
mantenida por los historiadores anteriormente, revela la emigración de familias
portuguesas a España (perseguidas por la Inquisición) mucho antes de lo que se
creía (antes de la Unión Ibérica del año1580).
Es éste, pues, un relato apasionante, que trascurre paralelo e ilustra en qué contexto histórico, Felipe Godínez llega a convertirse posteriormente, como dramaturgo madrileño, en un “personaje egregio” de la provincia de Huelva.
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